La mayoría de los instrumentos mundiales y de derechos humanos garantiza el derecho de reunión «pacífica» (véase el Artículo 20 de la DUDH, el Artículo 21 del ICCPR y, a nivel de regiones, el Artículo 15 de la CADH y el Artículo 11 del CEDH). En el Artículo 11 de la ACHPR, sin embargo, garantiza el derecho a «reunirse libremente con otros».
Si quienes organizan una reunión tienen intenciones pacíficas, entonces no hacen más que ejercer su derecho a la reunión pacífica[1] Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: Primer Informe Temático del Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Maina Kiai. Documento de las Naciones Unidas A/HRC/20/27 de 21 de mayo de 2012, párrafo 25; OSCE/OIDDH y Comisión de Venecia: Directrices sobre la Libertad de Reunión Pacífica (Guidelines on Freedom of Peaceful Assembly). Segunda edición, 2010, Directriz 1.3. . Eso no cambia aunque, a pesar de esas intenciones, haya terceros que cometan actos violentos. El TEDH lo manifiesta de la siguiente manera:
Lo mismo vale para quienes participen en una reunión; una persona cuyas intenciones y actos son pacíficos no pierde la protección de ese derecho cuando son terceros quienes actúan con violencia. En el caso de Ziliberberg contra Moldavia, el TEDH consideró que:
Ninguna persona cesa de gozar del derecho de reunión pacífica a resultas de violencia esporádica ni de otros actos punibles que cometan terceros en el curso de una manifestación, si la persona en cuestión mantiene el carácter pacífico de sus intenciones y conducta. Aunque la manifestación devino violenta gradualmente, no hay indicios de que el solicitante mismo se haya involucrado en la violencia ni de que haya tenido ninguna intención violenta… En consecuencia, este Tribunal concluye que el Artículo 11 es aplicable en este caso.[3] Ziliberberg contra Moldavia. TEDH. Decisión del 4 de mayo de 2004, párrafo 2.
Tanto el Relator Especial de las Naciones Unidas como las Directrices sobre la Libertad de Reunión Pacífica de la OSCE/OIDDH insisten en que, cuando una persona ejerza su derecho de reunión, ha de presumirse que sus actos tengan carácter pacífico mientras no se demuestre lo contrario
[4] Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: Primer Informe Temático del Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Maina Kiai. Documento de las Naciones Unidas A/HRC/20/27 de 21 de mayo de 2012, párrafo 25; OSCE/OIDDH y Comisión de Venecia: Directrices sobre la Libertad de Reunión Pacífica (Guidelines on Freedom of Peaceful Assembly). Segunda edición. 2010. Notas explicativas; párrafo 25. . El TEDH también está de acuerdo en que son las autoridades quienes tienen la titularidad de la carga de la prueba:
Es más: Que se produzca violencia no es prueba suficiente de que los organizadores hayan tenido intenciones de que se produjera:
Aunque los participantes en una reunión no actúen de forma pacífica y, como resultado de ello, pierdan el derecho de reunión pacífica, conservan todos los demás derechos, con sujeción a las limitaciones normales. Por consiguiente, ninguna reunión debería considerarse desprotegida[7] Informe conjunto del Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación y el Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias acerca de la gestión adecuada de las manifestaciones. Documento de las Naciones Unidas A/HRC/31/66. 4 de febrero de 2016; párrafo 9. .
Que los organizadores tengan la intención de poner impedimentos u obstáculos a la persona o entidad contra la cual se manifiesten no significa que sus intenciones no sean «pacíficas»
[8] OSCE/OIDDH y Comisión de Venecia: Directrices sobre la Libertad de Reunión Pacífica (Guidelines on Freedom of Peaceful Assembly). Segunda edición. 2010; directriz 1.3. . En el caso de
Karpyuk y otros contra Ucrania, el TEDH manifestó que:
Los organizadores tenían la intención de que la concentración fuera una congregación que obstruyera el paso pero fuera pacífica, con el propósito de ocupar el espacio que circunda al monumento a Shevchenko y de esa manera impedir que el presidente de Ucrania depositara flores allí. De acuerdo a la jurisprudencia ya establecida de este Tribunal, actos obstructivos como este en principio disfrutan de la protección de lo que se estipula en los Artículos 10 y 11.[9] Karpyuk y otros contra Ucrania. TEDH. Sentencia de 6 de octubre de 2015; párrafo 207.
En el caso de Kudrevičius y otros contra Lituania, [Haga clic aquí para ver la explicación completa del caso], la Gran Sala del TEDH se manifestó con más cuidado en cuanto a las reuniones en que deliberadamente se alteren las actividades de terceros que no sean blanco de la protesta, como en este caso de bloqueos de carreteras principales. El Tribunal, empero, consideró que los bloqueos gozaban de la protección del derecho de reunión, pero indicó que una restricción podría pasar con mayor facilidad la prueba de necesidad de las interferencias del derecho de reunión:
En opinión de este Tribunal, aunque no se trate de un suceso infrecuente en el contexto del ejercicio de la libertad de reunión en las sociedades modernas, la conducta física que adrede obstruya el tráfico y el curso ordinario de la vida a fin de alterar seriamente las actividades de otros no está en el corazón de esa libertad, en la forma en que la protege el Artículo 11 del Convenio… Tal estado de cosas puede tener implicaciones para cualquier valoración de «necesidad» que se lleve a cabo según lo que se indica en el párrafo segundo del Artículo 11.
A pesar de todo, este Tribunal no considera que la conducta de las manifestaciones que fue impugnada y por la cual los solicitantes fueron considerados responsables haya sido de tal naturaleza y grado que su participación en la manifestación quede fuera del alcance de la protección del derecho a la libertad de reunión pacífica que se estipula en el Artículo 11 del Convenio.[10] Kudrevičius y otros contra Lituania. TEDH. Sentencia de la Gran Sala de 15 de octubre de 2015; párrafo 80.